San Lorenzo: El mítico combate librado por San Martín

A las 5 de la mañana del miércoles 3 de febrero de 1813, el por entonces teniente coronel José de San Martín miraba con un catalejo hacia el oeste, escudriñando la margen derecha del río Paraná.
Encaramado en lo alto del campanario del convento de San Carlos Borromeo, el coronel estudiaba el terreno donde horas más tarde tendría lugar uno de los combates más cortos e importantes de su vida.
La Batalla de San Lorenzo ocurrió el 3 de febrero de 1813, en la localidad santafesina homónima, fecha en la que se produjo el bautismo de fuego y primer triunfo ante los realistas del Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando de José de San Martín.
San Martín, que en ese momento tenía 35 años, ya era un experimentado veterano de guerra. Hijo de españoles, había vivido casi toda su vida al servicio del reino de España y poseía varias condecoraciones por su labor en el campo de batalla.
Peleó contra los moros, los portugueses y los franceses de Napoleón en decenas de oportunidades, pero esta vez sería diferente. La España por la que luchó toda su vida ya no existía como tal y sus viejos compañeros de batalla eran ahora sus enemigos. La bandera por la que incontables veces arriesgó su vida, ahora flameaba en el mástil adversario.
En total, el combate duró quince minutos. Los realistas lucharon con tenacidad; los sables y las lanzas se confundieron con los jinetes y el polvo. El capitán Bermúdez avanzó con su columna desde la derecha, confundiendo aún más al adversario, y el alférez Hipólito Bouchard se hizo con la bandera realista.
Los invasores se retiraron hacia la barranca, apoyados por el fuego de artillería de sus barcos anclados en el río. La victoria era de los patriotas. En la huida dejaron 40 muertos, 14 heridos y algunos prisioneros, además de armas y los dos cañones.
Resultados
El combate de San Lorenzo, si bien militarmente fue poco más que una escaramuza, fue de vital importancia para la revolución. Pacificó los ríos Paraná y Uruguay, mantuvo libre la comunicación con Entre Ríos, conservó el comercio con Paraguay y levantó la moral de los soldados.
El ejército patriota ahora tenía un general al mando, que luego se demostró capaz de planificar a gran escala y conseguir la independencia de medio continente.