11 DE DICIEMBRE, DÍA DEL TANGO

La fecha conmemora un nuevo aniversario del nacimiento del Zorzal Criollo.

Sus primeros pasos  

Carlitos rondaba los escenarios, salió a escena entre los invitados y transeúntes, subió y bajó decorados, anduvo en la utilería, sacando y entrando muebles a escena, mientras acompañaba con su voz lo que tocaba la orquesta. En el café “O’Rondemán”, en Agüero y Humahuaca, frente al Mercado del Abasto, se reunía con sus amigos y empezó a cantar ante el público.

En el año 1911 se encontró con el uruguayo José Razzano, en la casa de un amigo ubicada en la calle Guardia Vieja. La figura de Gardel comienza a ser familiar para toda la gente de los alrededores del Abasto, junto con sus canciones. Su canto era la serenata del barrio entero. Años después esa parte de la calle, entre Jean Jaurés y Anchorena, sería renombrada como pasaje Carlos Gardel.

¿Francés, uruguayo o argentino?

No hay unanimidad sobre el lugar de nacimiento de Carlos Gardel. La versión uruguaya sostiene que nació en Tacuarembó (Uruguay), mientras que la francesa, y la más reconocida, asegura que nació en Toulouse, Francia. Lo certero es que vivió su infancia en Buenos Aires y en 1923 se nacionalizó argentino. Su verdadero apellido era Gardes y él lo convirtió en Gardel. Se radicó, junto a su madre, en la vieja casa de la calle Uruguay, entre Cangallo (hoy Presidente Perón) y Cuyo (Sarmiento) de ancho patio y portón de hierro.

Hincha del Barcelona y fanático del turf

Carlitos Gardel se convirtió en hincha de fútbol en Cataluña. Les robó el alma a los jugadores del Barcelona cuando después de un partido por la final del campeonato de España, contra el Real Madrid, fue a cantarles a los jugadores lesionados en la enfermería.

En Argentina su club era Racing. También era aficionado a otros deportes como el boxeo, las bochas, la pelota vasca y el turf. Era amigo del jockey Irineo Leguisamo y propietario de ocho caballos de carrera. Solía salir a correr y practicar gimnasia.

LA PARTIDA

A las 11 de la mañana del lunes 24 de junio de 1935, Gardel y sus compañeros de gira, se reúnen en las habitaciones del Hotel Granada, dispuestos a partir hacia Cali en un avión expreso. Gardel estaba más alegre, activo y movedizo que ninguno porque esperaba ansioso el fin de esa gira para regresar luego a Argentina, donde quería formar una productora propia. Una multitud se agolpó en las puertas del hotel y los fotógrafos tomaron las que serían sus últimas fotos.

Un choque de dos aviones, en el aeropuerto de Medellín, truncó la última presentación de la gira y el esperado regreso de Carlos Gardel a Argentina.

El avión en que viajaba Gardel, un trimotor Ford de la empresa SACO, se desvió en pleno carreteo de despegue y embistió a otro avión similar de la empresa de origen alemán SCADTA, que esperaba su turno para despegar, incendiándose ambos. La justicia decidió que las causas del accidente se debieron a las características de la pista y a un fuerte viento proveniente del sudeste.